“Ideas como libertad o igualdad murieron junto con la Tierra. Ahora, en Marte, el equilibrio se sustenta en un férreo sistema de castas representadas por colores, en el que los dorados son la élite gobernante. Pero Darrow no es un dorado, es un rojo”.
Parece uno de los tantos libros que se han publicado en los últimos años sobre el mismo tema: un joven héroe (habitualmente de lo más atractivo y ordinario al mismo tiempo), con el que es relativamente fácil identificarse, que sufrió las crueldades de la vida, se rebela contra la sociedad opresora. Es un tema que ha llenado los bolsillos de numerosos autores, algo a lo que he contribuido de lo más activamente.
Pero no es un libro más, no es una trilogía simple, va mucho más allá. Ahonda en lo peor de cada ser humano y de la sociedad, pero al mismo tiempo muestra pequeñas cosas buenas, como el amor, la amistad o la lealtad. Todo esto mientras tú tienes un miedo acojonante a que en la siguiente página muera alguien. No obstante, la idea distópica (topicazo de los últimos años) es el desencadenante de la historia.
Esta trilogía está compuesta por “Amanecer Rojo, “Hijo Dorado” y “Mañana Azul” (traducción más que libre de este último título). Debido a la cantidad de giros inesperados, muertes prematuras, traiciones y estrategias desveladas, es muy sencillo hacer un spoiler de estos libros. Por lo tanto, quédate con que nuestro héroe se llama Darrow, un rojo en una sociedad de dorados, que lucha por cambias las tornas.
El primer libro es una suma de pequeñas batallas, en las que la estrategia se convierte en la clave. Pero estas batallas son una pequeña parte de la guerra, la cual se desarrolla a lo largo de todos los libros. Entonces llegas al segundo, con el convencimiento total y absoluto de que será un mero trámite, ya que los acontecimientos importantes crees que no sucederán hasta el tercero. Pero no. Es una jodida obra maestra de manipulaciones, política y traiciones.
Una vez que consigues asumir el libro, pasas al tercero (o no lo asumes y te ves inmerso en un bucle obsesivo). Es aquí cuando crees que ya no da más de sí, que no puede mejorar, que no puede hacer que sigas leyendo hasta que se te queden los ojos rojos y te duela la cabeza por falta de sueño. Pero el tipo lo consigue. Puedes darle las gracias u odiarlo. Yo no lo he decidido.
Lo terminas, piensas en todos los personajes durante varios días y asimilas que su historia terminó, y entonces te enteras que hay un cuarto libro llamado «Iron Gold», que transcurre diez años después de «Mañana Azul». Todavía no lo he procesado del todo. Porque sé que la cosa se complicará, que habrá acontecimientos que parecían de lo más simples en la trilogía original y en realidad eran un súper complot del malo malísimo. Seguro.
No existe adaptación. Y es la primera vez en mi vida que deseo que un libro se lleve a la pantalla, porque esas batallas serían jodidamente magníficas. Eso sí, no quiero una película o serie cutre, así que vivo con miedo.
Te recomiendo que leas estos libros porque Pierce Brown es un maestro de la manipulación, del engaño y la traición. Y hay pocas cosas más atractivas en un libro de ciencia ficción.
¡Hasta pronto!
PD: he hablado particularmente mal en honor a Sevro, personaje del libro. Léelo y lo entenderás 😉